14-N

Esta mañana he estado manifestándome con mi suegra. Y por aquello de que yo nací con el reloj pegado al culo, pues... me he despertado demasiado tarde, y mi desayuno ha consistido en un trozo de queso y una cervecita de la nevera bebida a toda prisa, que me ha dejado todo el día con un cebollazo de cabeza impresionante. Entre eso y los 458 golpes que llevo contra el techo de la buhardilla... ibuprofeno, ven a mí.

Mi suegra tiene siete hijos y ninguno ha querido ir a manifestarse con ella. Lógicamente, y por encima de que alguien tuviera que quedarse en casa cuidando del minimosquetero, ese era un hecho que algo implicaba. Pero yo soy de los que descubren al cocodrilo cuando ya les han devorado hasta el corvejón, así que... allá que me he ido yo, todo machote, del brazo de mi suegra, coreando el "no pasarán" haciendo caso omiso a las señales del universo. Señales que han tardado en manifestarse unos... veinte minutos. Justo en el preciso instante que se ha puesto chula con los antidisturbios de Preciados, por no dejarnos pasar, y casi me calzan una hostia (sí...descubrimiento de hoy: si una abuelita se pone chula con un antidisturbio, la hostia se la lleva el acompañante, que lo sepáis). Si no llego a ser medalla de plata en la categoría saltoatrás-condisculpas, me la llevo pero fijo. Por Belcebú, que tal apasionamiento sindical no lo he visto en mi puñetera vida. La Pasionaria en su versión zarauztarra y sin moño. Un señor que miraba la mani desde la puerta de un bar con cara de paisaje, le ha declarado su fulgurante amor en un golpe de vista "Vaya cojones, señora. Estoy por pedirla en matrimonio" "¡Déjate de matrimonios y vente aquí, que nos están chupando la sangre, inútil! (*)"

La verdad es que cuanto más conozco a mi suegra, más voy pillando lo del exceso de cuadratura escrotal de Karlos Z.

(*)la transcripción de esta frase es literal