Bueno...

El día se termina. Simón ya no llora, Karlos está en Afganistán y Diplodocus ya no sufrirá. Así que el día termina y las cosas se recolocan. Como un hombro dislocado, crujiendo y con dolor. Pero se recolocan.

Aprendí muy pronto que ser niño no era ningún chollo. Hoy he aprendido que ser adulto tampoco lo es. Pasé la noche dibujando un cuento de animales enfermos que mueren y se pasean por el mundo convertidos en nubes. Era una cursilada considerable y poco digna de mí, pero fue lo único que se me pudo ocurrir a las dos de la madrugada de un jueves. Lloré mucho mientras lo dibujaba. Lloraba y dibujaba, dibujaba y lloraba, a partes iguales.Y con tanta autointerrupción mental absurda, terminé casi cuando amanecía. Aún así fuí a trabajar y a llevar a Simón al colegio. Luego a eso de las doce tuve una crisis respiratoria de las mías superchupis y tuve que ir al médico de la mutua. Eso supuso más presión laboral. Supongo que cada día pongo un ladrillo en mi camino hacia al paro, pero ya me lo tomo como algo tan agotador, como inevitable. 
Karlos me llamó para decirme que lo de Diplodocus ya estaba hecho. Estaba triste, pero íntegro. Karlos es íntegro. Ya lo he dicho muchas veces. Puedes apoyarte en él con la seguridad absoluta de que no caerás. Luego cogió un avión que no le traerá de vuelta hasta el lunes.

No he podido ir al funeral de Lola. No me ha importado demasiado. No tenía mucho interés por ver a todos los del hospital diciéndome que podíamos haber sido cualquiera de nosotros, ni contándome que fulanito o menganito vuelven a tener cáncer en fase 4, 8 o 5000. Las frases de funeral siempre me tocaron un poco los huevos, pero las de hospital más.

El cuento cursi y 4 horas de dibujar kilos y más kilos de diplodocus diversos, han calmado a Simón. Hace un rato hemos estado tocando la guitarra de Karlos. No deberíamos haberlo hecho, porque no tenemos ni puta idea, y se la hemos desafinado desde la primera cuerda hasta la última, pero al menos durante ese rato, se nos ha olvidado lo de que a veces la vida no sale bien.

Me duele mucho la cabeza. Sólo me apetece dormir. Doce o catorce horas.

Doce o catorce días.