Cumpleaños freaki

Mañana celebramos el cumpleaños de Simón, que en realidad fue ayer. Queda bonito lo de nacer en San Valentín ¿no? Es como nacer el 29 de Febrero o el 25 de Diciembre. Te da un aire muy bueno para ser protagonista de novela. En realidad, Simón es un personaje de novela perfecto, porque nació un 14 de Febrero, aprendió a hablar desde un completo silencio y es hijo de una chica rumana (presumiblemente) joven, que desapareció al día siguiente de traerlo al mundo. Cuando sea mayor, si nos sale escritor, ahí tiene un filón estupendo para unas memorias. Aunque yo también tengo un filón estupendo para unas memorias y mírame. Aquí. Tirado en el sofá, balanceando las zapatillas de Mazinger. Es lo malo de las vidas chungas. Como se pasen un poquito del límite de la chunguez, ya es muy difícil que te apetezca contarlas. En serio, lo digo de verdad. Si alguna vez conocéis a alguien que sea capaz de soltarte todos sus dramas al completo, sin respirar, con anexos y al detalle del sufrimiento, será porque está mintiendo. Todos tenemos nuestro umbral de "hasta aquí puedo leerte".

Vale, sí... es increíble cómo me enrollo.

Decía que mañana celebramos el cumpleaños de Simón. Él y yo tenemos algo en común. Es la primera vez en nuestras vidas que somos parte de una fiesta infantil. Está muy emocionado. Va como los perrillos, siguiéndome el paso a saltitos y explicándome con muchos aspavimientos todo lo que va a hacer y decir en su fiesta. Me mola. Sé cómo se siente. Karlos me hizo una fiesta mejicana en mi primer cumpleaños de pareja y me pareció que el mundo había empezado ese día. Digan lo que digan, cualquier momento es bueno para ser Cenicienta de baile palaciego.

Vienen veinte niños. Por culpa de Karlos, que le dijo a Simón que invitara a todos los que quisiera, porque siempre habría gente que se rajaría. Luego no se rajó ni dios, y ahora tenemos que comernos una fiesta con veinte niños. Alegría, alegría y pan de Madagascar. Y encima temática. Que como teníamos ganas de hacer el idiota y estrenar nuestros uniformes de stormtroopers, se nos ocurrió la chuminada de rizar el rizo, y que fuera una fiesta de disfraces de superhéroes.

Ya sé que los stormtroopers de superhéroes tienen poco. Ya lo sé. Pero eso a nosotros nos da igual. Como si la fiesta es de tortugas ninja. Vamos a vestirnos de stormtroopers y no hay más que hablar. Que para eso nos comemos una fiesta con veinte niños en manada.