Laboralidades

Hoy mi jefe me ha vuelto a tocar las pelotas. Echo mucho de menos al que tenía antes, que llevaba bigote de Pancho Villa y ponía los ojos en blanco cada vez que me veía llegar con mis camisetas absurdas. Este que tengo ahora no lleva bigote, ni es comprensivo. Es calvo y tonto. Y ya sé que ser calvo no es ninguna lacra, pero en este caso me regodeo, porque aunque es más tonto que calvo, sé que arrastra complejo por ambas cosas. Intenta mitigar sus carencias pegando puñetazos en la mesa y sometiendo a los más débiles, pero eso sólo hace que su imbecilidad se evidencie aún más. Todos estamos hartos de él. Yo más que nadie. Cada vez que dice cocacola lich, búyerkin o pixa, me gustaría meterle la punta del nabo por el afilalápices y darle vueltas. Y sé que la agresividad no es buena ni para la salud, ni para el kharma, pero no puedo evitarlo. Personas como mi jefe, hacen del mundo un lugar mucho más sucio.

Hoy me ha hecho hacer de intérprete de signos para una persona sordomuda que venía con una visita. Creo que ha sido lo más idiota que he hecho durante los últimos tres años (incluyendo lo de cuando le bailé la canción de Bob Esponja al loro). Sobre todo porque a Simón normalmente no le acuesto hablando de balances de producción, ni de estudios de mercado, así que la mitad de las palabras que oía no me las sabía, y tenía que deletrearlas. Al final se me han acumulado las frases por traducir, y me he metido en un jardín de diez pares de cojones. Ahí enmedio, como un gilipollas, delante de toda la gerencia, con mi camiseta del Correcaminos, y manoteando en el aire a toda velocidad, como una bailaora en un ataque de pánico.

Ahora lo recuerdo y me río. En su momento no me he reído ni un pelo. Sólo he tenido ganas de matar a mi jefe. De agarrar la grapadora y estampársela en la cabeza tonca-tonca-tonca al grito de ¡¡¡MALDITO BASTARDO, SE DICE BURGUER KING!!!

Necesito que me toque la lotería o algo. Otra vez.

No hay novedades en el birrimundo. Su cicatriz va viento en popa y su miedo, pedo en proa.