Wifiando voy, wifiando vengo

Estoy en el hospital con mi cuñado, pero esta vez no me ando peleando con ninguna monja. Sólo estoy aquí, con mi portátil haciendo tiempo a que termine su quimio, para acompañarle a casa, porque Karlos ha tenido que ir a apagar un fuego laboral. Mi cuñado me gusta. Todos ellos me gustan, pero éste especialmente. Es el que más se parece a Karlos. Me gusta sentarme con él en los sillones gigantes, a comer helado de nueces de macadamia, mientras ponemos verde al flipado absurdo del Espinosa. La única pega es que yo debería estar ahora mismo terminando el dibujo para Javi, porque hoy es su cumpleaños y se lo quiero regalar, pero aparte de eso... el estar aquí también tiene su puntillo. Recuerdo cuando venía a este mismo hospital a las revisiones y andaba escondiéndome detrás de las puertas para que no me pillara ninguno de los del grupo de terapia psicológica. Dios...qué coñazo era todo aquello. Está tan lejos dentro de la amalgama de mis diarios, que ya casi lo había olvidado. Todos esos terapeutas, esos fisios, esos enfermos mirándome con expresión beatífica y diciéndome que todo iba a salir bien, como si los pobres tuvieran algún tipo de dominio sobre el futuro y sus desenlaces. Y yo... con mi cara de paisaje, mi rodilla de plexiglás, mi cabeza calva y mis "Vale. Sí. Superchupi todo. Pero cierra el pico y dame los parches, que pierdo el autobús."

Ya tenemos casa en la playa para Julio. Caben los tres perros, está cerca de la playa, tiene piscina vigilada y no es cara. Ha sido el milagro de los martesviernes. Jokin viene con nosotros. Le ha invitado Karlos para que se distraiga, porque acaba de pasar por problemas familiares y está algo bajo de ánimo. No me gusta verle así. Espero que de aquí a julio le dé tiempo a ligarse a otro de sus novios idiotas físicamente perfectos, para que se le anime un poco la sonrisa. Y si no le da tiempo, pues... se lo buscaré yo. No sé bien cómo. Quizá un anuncio en prensa: "Se busca chico para compartir dos semanas de julio en playa española, con piloto de reactores bien parecido, de natural calladito, y con la hipoteca pagada. Imprescindible no haber aprobado más allá de 3º de la ESO."

Esta mañana en la cocina le he dicho a Karlos que podíamos llevarnos al autobusero y así matábamos dos pájaros de un tiro. Él me ha respondido cogiendo de la pila la bayeta apestosa, escurriéndole el agua, y metiéndomela por el cogote de la camiseta. Karlos es así. Muy de mensajes subliminales y tal...