Que digo yo que no digo nada

Qué día más negro. Los días negros deberían venir precedidos de algo. Fuegos artificiales. Sirenas. Señales en el cielo. Trompetas apocalípticas. Pero nada. Surgen de la tranquilidad más absoluta y se te instalan delante de las narices. "Hola, soy tu día negro. Que sepas que hoy nadie te querrá. Todos te mirarán de una forma extraña. El coche no responderá en tus manos. La chica del café te dará una respuesta amarga. El hombre que pasa a tu lado te mirará torvamente. Te parecerá que todo esto no merece la pena. Que eres desgraciado. Que la vida no compensa. Pero no pasa nada. Tú duerme, que todo lo acontecido será como un espejismo de desierto y mañana pasará."

Me han puesto una botella de cava a enfriar. Me ha venido de perlas. Eso es conocerme bien, bien, bien.

Si alguna vez os casáis o decidís formar una pareja que vaya más allá de un mes, procurad que sea con alguien que os conozca bien, bien, bien. No se necesitan grandes convivencias, ni ciencias metafísicas. Sólo conexión. De esa que surge de la nada y sin ninguna razón plausible, como la energía natural. Sí. Una teoría terrible, lo sé. Eso supone que quizá tu marido o esposa, sean malditos extraños y sin embargo, el hombre del kiosco donde compras el periódico, conecte con tu alma en una sublime perfección.

Así de terrible y de maravilloso es.

Maite zaitut, Jon Karlos Z. No te lo vas a creer, pero mi vida sin ti era una puta mierda.