Este es un post de tres escalones.
Escalón 1: Tengo que quitarle los motes a mi compañero de trabajo, porque pasará mucho tiempo conmigo, y me canso de estar todo el tiempo llamándole quesoman, que además es nombre de superhéroe y no le va nada, nada, nada. Toni. Se llama Toni. Hoy es el prota absurdo del comienzo de este post. Me dicen que abuso demasiado del adjetivo absurdo. Es verdad. Pero es que me gusta mucho, como palabra, y como significado. Me gusta la música absurda, me gustan las películas absurdas, me gusta el humor absurdo... creo que el mundo entero necesitaría ser (aún) un poco más absurdo para que todos restáramos gravedad a lo grave, y fuéramos algo más felices. Pero bueno, sigo... Mi compañero se llama Toni.
Escalón 2: Toni me ha semipropuesto hoy hacer un trío con la chica de firmas. "La he sopesado y a ella le encantaría probarlo." La chica de firmas pasa mucho de mí, y Toni pasa más. La verdadera situación, es que Toni necesita morbos en su vida, y la chica de firmas lo hace para complacerle. No es nada personal conmigo. Igual podrían habérselo pedido a otro. Pero yo estoy al alcance, soy homosexual con antecedente de chicas, y me llevo bien con él. Es la verdad, me llevo bien con él. Es buen compañero. Eficaz, rápido y listo como un conejo. Lo que tardé dos semanas en enseñar al apollardao, este lo aprendió en dos minutos. Y nos reímos y tenemos confianza. Es la verdad. Nos hemos hecho amigos. Por supuesto, paso ampliamente de meterme en camisa de once varas. Cuando ha venido Karlos a buscarme se lo he contado. Él ha sido discreto y contenido, y le he querido mucho por eso. En contra de lo que pueda parecer, los dramas idiotas no van conmigo. "¿Que le has dicho?" "Que no es nuestro rollo." Karlos se ha reído.
Escalón 3: El motivo por el que Karlos ha reaccionado así de tranquilo y coherente, es que estamos de celebración. No tendrá que ir a Damasco. Tiene un nuevo destino, que no implicará jugarse la vida. Durante los próximos meses estará en Madrid. Estudiando mucho, eso sí, porque tiene que especializarse en cosas muy chungas. Pero en Madrid. Me siento tan feliz, que entro tranquilamente en la categoría de GILIPOLLAS CON OJOS ENTRECERRADOS PENSANDO QUE LOS DIOSES EXISTEN.
He comprado cava y cena guais. Y como ya he bajado los tres escalones... aquí lo dejo.