Abracayote

Se me están acumulando los apuntes (otra vez) y el archivo de mi córtex temporal está pelín caótico, así que... aquí estoy. Momento blog, para descargar hechos y recuerdos.

Volvieron a repetirme los marcadores tumorales, y esta vez dieron negativo. Yo y los marcadores, los marcadores y yo. Ya he perdido la cuenta de todos los sustos que llevo al respecto. Tantos que un día de estos viene el lobo de verdad, y me pilla de fiesta y brindando con tequila. Aún así, ha sido menester hacerme las judiadas habituales en estos casos: ecografías, gammagrafías, gastroscopia, tubos por aquí, tubos por allá... Bueno. No cunde el pánico. Estoy acostumbrado. Un día de estos, cuando me den la batita enseñaculos de rigor, me encontraré con que tiene mi nombrecito bordado, como los babys del colegio. Y si no, al tiempo.

Hoy ha tocado gastroscopia. Ha salido limpia, y no han encontrado en mi estómago nada que no fuera el triperío habitual, así que guay. Además, Karlos ha sido bueno y no se ha peleado con ningún médico. Una jornada perfecta. La semana que viene tendré un par de fotos intruders más y hala. A otra cosa mariposa y hasta el próximo susto.

Cambio de tercio (tararí).

Tengo un problemón de lo más absurdo con la chinchilla. No por ella, que sigue siendo gordota, feliz y pacífica, sino por Peyote, que ha cogido la costumbre superchupi de abrirle la puerta de la jaula. No sabemos por qué. Le hemos estado espiando, y las 548 veces que le hemos visto hacerlo, se ha limitado a acercarse a la jaula, abrir la puerta con la garra, mirarla salir, olerla un poco, verla alejarse y pirarse tranquilamente a lo suyo. Ni la sigue, ni la intenta coger, ni se acerca a ella. Nada. Como es habitual en él, se limita a tocar las pelotas y seguir con su vida. Y llegados a este punto, me hago dos preguntas:

1. ¿Por qué el gato no hace de gato e intenta comerse a la chinchilla?
2. ¿Por qué la chinchilla no hace de chinchilla y se asusta del gato?

Ninguna de las dos tienen respuesta. El gato mira a la chinchilla como una vaca miraría al tren, y la chinchilla pasa por debajo de sus bigotes tan pichi, que sólo le falta darle una palmadita en el hocico y decirle "hasta luego tron." Cuando fuí a comprar el jaulón, el de la tienda me dijo que las chinchillas eran muy sensibles y que se estresaban con cualquier chorrada, hasta el punto de llegar a perder todo el pelo sólo con que las sujetaras demasiado fuerte o las hablaras demasiado alto. Entonces, si eso es cierto ¿qué está pasando exactamente? ¿resulta que hemos dado con una nueva variedad genética de chinchilla ninja o algo así?

Me preocupa. Por ahora la tengo más o menos controlada en el perímetro del cuarto, pero como aprenda a bajar escaleras, la hemos cagado pero bien. Hay ciento y pico metros de casa y chopotocientos de parcela. Vete a encontrar a un boniato con orejas y espíritu suicida.

La verdad es que ya no recuerdo cuál fue la última mascota de comportamiento normal que tuve. Creo que aquel escarabajo pelotero que cacé de pequeño y que tuve viviendo tres días en una caja de huevos hasta que palmó el pobre de un ataque de "nomehashechoagujeroscabrón."

Sí. De pequeño yo también era un poquito Peyote, sí...