Hoy, que ya me encontraba mejor, he ido a trabajar y me he metido una hostia con la moto.
No ha sido culpa mía. Ya casi llegando al trabajo, el audi de uno de los gerentazos de mi empresa se ha saltado un semáforo en rojo y me ha embestido por un lateral. Llevaba la cazadora reforzada y el casco, así que físicamente estoy intacto, pero la moto... la moto no tanto.
No es mi moto. Es una Honda CBR de Karlos. Una que tengo prohibido coger. No porque sea de Karlos o de Perico el de los palotes, sino porque después de la última torta que me pegué, me hizo prometerle que no iría a trabajar ni en moto, ni en bicicleta, por enmedio del tráfico habitual de Madrid, más allá de los periodos vacacionales (mucho más tranquis, en cuanto a circulación). No es ningún secreto que soy un irresponsable y que conduzco las motos como un lemur puesto de crack. Ochenta veces me lo dijo "nada de motos, júralo" y ochenta veces contesté "nada de motos, te lo juro."
Esta mañana tenía que volar a Berlín, y se ha llevado él a Simón al colegio. Desde la puerta me ha visto abrir el armario de los cascos y me ha dicho "eh...fuera de ahí, nada de motos." Yo he puesto cara de indignado y he dicho "¡que no voy a coger la moto, joder! confía un poco en mí ¿no??" y luego, cuando se ha ido, he cogido casco, cazadora y moto. Y encima una de las suyas, porque la mía no tenía gasolina. Mientras la arrancaba pensaba "vale, no estoy siendo bueno, pero llego tarde al trabajo y al fin y al cabo ¿qué puede pasar?"
Pues esto. Esto puede pasar. Que me he cargado la moto porque un gerente ha rebasado un cruce pensando en las musarañas.
Todavía no lo sabe. Aterrizará en Madrid a las 22:30h. Entonces activará su móvil particular y le saltarán todos mis whatsapps, así que... calculo que más o menos para las 00:00h. de mañana, ya seré palo con pelánganos muerto.
Me siento como una mierda. En serio.