HO HEY

Me preguntaba alguien que por qué no aprovechaba las tardes libres en el hotel para dibujar, y yo le decía que porque me faltaban los rotrings y los gatos. Creo que ambas cosas han sonado raras. Las dos. Que aún haya alguien que dibuje con rotrings y que encima necesite un gato para hacerlo. No sé por qué me pasa, pero es así. Cuando me siento en mi mesa de la buhardilla, los necesito a los tres a mi alrededor para concentrarme. Y no deja de ser curioso, porque lo único que suelen hacer cuando dibujo, es darme por culo. Se me tumban en los folios, me tiran las gomas al suelo, juegan a cogerme la punta del lápiz... un coñazo. Pero aún así, cuando no están... no hay dibujo. Son como mis tres musas, sólo que peludas y con sobrepeso.

Las cosas han evolucionado a mejor. Ha venido Karlos. En principio no iba a poder hacerlo, porque tenía obligaciones laborales, pero ha decidido pasárselas por el forro de los huevos, así que intuyo que estos dos últimos días me he pasado de nenaza y de llorón. Da igual. Aguanta, dignidad, aguanta. Me flipa que esté aquí. Ahora mismo, mientras escribo esto, está duchándose y cantando el Ho Hey de los Lumineers. Me está llenando de ternura. No sé si llegaré al final de este post antes de meterme a compartir esa ducha y esa canción. Puede que no.

Le he dicho al misógino homófobo fascista, que cambiaba a mi cargo la habitación doble compartida por una doble de una cama. Se ha puesto de tono verdoso. Creo que le gustaría mucho eliminarme del mapa con un poco de napalm y dormir con la seguridad de haber limpiado el mundo de escoria, pero tendrá que aguantarse. A mí también me gustaría cerrar el puño como me enseñó Teo el Rata para estampárselo en la nariz tres veces consecutivas pumf-pumf-pumf, pero tampoco puedo, así que... será mejor que ambos aprendamos a vivir con nuestras respectivas frustraciones.

Se me han quitado las ganas de dibujar tigres. Ya sólo tengo ganas de ducharme. Tchsk...otro post corto.