Popopompón

Me he comprado 20 papás noeles de chocolate a granel, y llevo comidos ocho. Y los otros doce me están mirando desde la bolsa con cara de "somos conscientes de que no llegaremos a Navidad." Estoy ansioso y algo meláncolico. Siempre elijo los peores momentos vitales para meterme en las tiendas de golosinas. De estar Karlos aquí, yo ahora mismo estaría comiendo un plato de verdura con una tortilla francesa o algo así. Y mírame. Mira lo que tengo en la mesa. Dos trozos de pizza de ayer recalentada, doce muñecolates y una lata de cerveza. Cuanto más se me ahueca el corazón, más me convierto en Homer Simpson.

Hoy no he podido hacer videoconferencia con Karlos. Habíamos quedado en reencontrarnos a la misma hora, pero por más que hemos esperado, no ha podido contactar. Jokin ha averiguado después que no les funcionaban bien las comunicaciones por allende los desiertos. Me ha llegado un mensaje a través de cuatro personas concatenadas, de que me llamaría por teléfono mañana desde Tarim. Me ha parecido demasiada gente para transmitir un solo mensaje y demasiada molestia solo por mi tontería. Me he sentido ñoño y pesadito. Me gustaría decirle que esté tranquilo, que no pasa nada, y que estoy bien aunque no se recorra 85 km. para llamarme, pero no sé cómo demonios hacérselo llegar, porque aquí no tengo más concatenados que los gatos esperando la ración de pienso, así que... aguardaré a mañana y pondré mi mejor tono de despreocupación para decirle que estoy guais y que alegría-alegría y pan de Madagascar.

Y hablando de mejores tonos... El martes es la fiesta navideña del colegio del Simón y me va a tocar cantar unos villancicos con otros padres, al final de la función. Hoy hemos tenido el primer ensayo. Gracias a mi superchupi tono de ardilla, inicialmente me habían situado delante para cantar los tonos más altos y difíciles, en plan prota total, pero después de 35 ataques de risa tonta y 48 "jay del chiquirritín jijijí jijijito del alma", he terminado de tocarle las pelotas al profe de música, y ha decidido ponerme casi de botijero de banquillo. Ahora no sólo estoy al fondo de los del fondo, sino que encima lo único que voy a decir es popopompón - popopompón. Y eso siempre y cuando me porte bien, y no revolucione a los demás padres, que si no, mi papel se limitará a los chindachindas de la pandereta y gracias.

Los absurdos con pelánganos los tenemos chunguísimo en el mundo paternomaterno de la gente seria. Que lo sepáis.