Skypemoción absurda

Uy qué tontos acabamos de ponernos el señor Karlos Z. y yo, hace un ratito por videoconferencia. Y ha empezado él ¿eh? Ha empezado él. Con una frase en plan mensaje navideño real, de esas de "me llena de orgullo y satisfacción", dibujando cucamonadas sobre su vida antes de mí. "La Navidad se confundía con el verano y todo me importaba lo mismo, que era nada." "No había ningún motivo para querer volver a casa, porque al abrir la puerta no había risas y alegría, sino silencio y soledad." "Cuando algo se pone negro, miro la foto que te hice en Fuente Dé y pienso en que pase lo que pase, volveré a abrazarte."

No podemos, NO PODEMOS ponernos tan GILIPOLLAS. O bueno, quizá hoy sí un poquito, porque he sabido que puede volver a Madrid el día 20 y quedarse hasta el 27. Eso es muy grande. No sólo porque me libro de mi papel de organizador de cenas y eventos (gracias Belcebú), sino porque son siete diazos para mí solito. Para saborearle con mimo y cucharita. No sirvo para las separaciones ¿ves? yo, en plan cónyugue de guerra daría muy poco juego. En vez de interminables cartas manuscritas entre lágrimas que dijeran "estás en mi recuerdo Billy John, porque ya han florecido los los cerezos en Bakersfield", sólo mandaría 358 telegramas que dijeran "VEN YA, CABRONAZO, O VOY A BUSCARTE CON UN CAZAMOSCAS." Es una realidad. No sirvo. Me falta cuarto de kilo de entereza y medio de paciencia.

He comprado un scalextric para Simón. Estoy feliz como una lombriz con el scalextric, pero traerlo a casa y esconderlo sin que él se pispara no ha sido precisamente moco de pavo. Me ha faltado Karlos distrayéndole, mientras yo subía la caja elefantiásica por las escaleras hasta el armario de la buhardilla. He intentado que el papel de Karlos lo interpretara Matraka pero ha sido una misión imposible. No sólo no distraía a Simón, sino que encima me seguía por toda la escalera ladrando histéricoidiota detrás de la caja del scalextric. No sé qué demonios se pensaba que llevaba dentro. ¿40 kilos de cecina de dinosaurio? De verdad, cuando yo os digo que los perros no son tan listos, es que no lo son. Nos encantan, los queremos, los adoramos y hacen mogollón de compañía, pero.. ¿listos? los cojones del obispo. Listo es un gato. El perro es lo más ceporro y básico que ha parido la madre naturaleza.

Bueno, al final, después de tres intentos fallidos de subelacaja-ariquéhaces-quédateamedias-malditochucho-bajalacaja, he decidido pasar al plan de las medidas desesperadas y le he desconectado el implante coclear a Simón. Ahí se ha quedado el pobre. Completamente sordo y a la luna de Valencia mirando los dibujos animados, mientras yo y Matraka armábamos la de Dios es Cristo subiendo el puto scalextric guau-guau-pimba-pamba-callacabrón. Cuando se lo contaba a Karlos hace un rato (antes de nuestra cuquiemoción absurda) se descojonaba. "No vuelvas a desconectarle, Ari. No está bien." Ya, ya... Lo sé. Sé que no debo. Ha sido por una causa mayor.

Una causa mayor con curva peraltada, pit box y cuentavueltas digital. Oh yeah!