Y... ¿MAYÚSCULAS o minúsculas?

Vengo de casa de Jokin, de hacer una videoconferencia con Karlos. Ha sido genial poder verle. Se me han calmado todas las energías chungas. Tanto que cuando he llegado a mi casa y he visto al Papá Noel del bamboleo he pensado "¿pero qué coño hago yo con este engendro?"

Karlos está bien. Igual de guapo y de pacificador que siempre. Con su rizo desordenado y su barba de dos días. Tranquilamente me hubiera ido en ese mismo momento a Barajas a coger el primer vuelo a Yemen para poder morderle un poco. Pero como todavía soy sensato (todavía) y tengo tres perros, tres gatos, una chinchilla y un niño que cuidar esta noche, me he limitado a ponerme supernervioso y empezar a dar botones al tuntún para intentar hacer la pantalla más grande. Cuatro veces he cortado la videoconferencia. Cuatro. La cuarta con la cabeza, al dejarla caer contra el teclado después de haber colgado por tercera vez intentando subir el volumen. Qué puto desastre soy. No entiendo cómo demonios he podido llegar a casarme. Bueno. Bien. Al menos ha servido para descartar de su mente que yo pueda jamás serle infiel con cibersexo. Porque ya me dirás tú a mí quién va a ser el torero que me aguante 25 cortes de videoconexión con la polla a media asta. Vamos... que se iban a estar cagando en mis cibermuertos, día sí y día también.

Llevaba mi cordón con el diamante negro al cuello. Me ha flipado vérselo. Ya ves tú qué tontería, si son siempre mis manos las que se lo ponen antes de irse, pero aún así me ha flipado. "Llevas mi diamante." "Te lo devolveré pronto." "Febrero no es pronto." "El tiempo es relativo." "Eso solo es una frase". "No es una frase. Es una verdad. Piensa en Abril y dime... ¿Febrero es pronto?"

Lo malo de lo bueno de Karlos Z. es que me conoce muy bien, y por ende, es el único tipo capaz de hacerme callar a fuerza de pragmatismo. Como contrapunto, yo soy el único tipo capaz de colgarle una videoconferencia con el cráneo. Que ojo... aunque parezca una tontería, en realidad lo es.