La Fender dulce

Karlos cumplió 40 años. No pude montarle una GRAN FIESTA con eso de que me habían quitado 2 mg. de cerebro, así que sólo pude poner la casa y la cocina para que mi suegra viniera a cocinar los platos preferidos de su hijazo primogénito. Me hubiera gustado tomar apuntes, y prestar atención para aprender a hacerlos yo también, pero el cerebrólogo ya me había puesto a dieta blanda y estaba demasiado hambriento como para fijarme en nada que no fuera mojar pan en un descuido de la cocinera. No me duró mucho la juerga. Mi cuñado pequeño se chivó, y Karlos me sacó de la cocina de una oreja. No sé, NO SÉ, porque no puedo comer comida divertida como los demás, si en el estómago no me ha hurgado nadie. María me dijo que lo hacen para evitar el riesgo de que vomitemos y se nos reviente algún empalme de cinta aislante que nos hayan dejado por dentro. Yo hace 250.000 años que no vomito y estoy bastante inmunizado a base de repostería Martínez. ¿No debería ser tomado eso en cuenta como currículum de paciente? Bien, bueno... no importa. Hoy he llegado a un interesante pacto con K. Por cada 10 días de puré de verdura con sabor a nada que me coma, podré zamparme una fajita de pollo. Según mis cálculos, caerán sobre el 29-30 de Enero, así que... ¡Old El Paso ya eres mío!

Entre todos le regalamos a Karlos una Fender Jhonny Marr. Preciosa, alucinante, indescriptible. Cuando vió el estuche se le salieron los ojos de las órbitas. No se lo esperaba y se emocionó mucho. Al sacar el primer acorde, se le quebró la voz. Dijo "chicos...no tengo palabras." Bueno. Bien. Esa era la idea. Dejarle sin ellas. Quería agradecerle todo lo que ha hecho este año por mí. Todo, en general. Lo que escribo y lo que callo. Por la noche, mientras los tres cenábamos restos de comida cumpleañera tirados en el sofá (o ellos cenaban y yo me tragaba otro puré con sabor a nada), le dije a Karlos que no se olvidara de nombrarme heredero legal de las dos Fender para cuando estirara la pata (yo como siempre, romántico y tal), y él dijo "Lo siento, no puedo. He decidido que mi heredero universal de guitarras eléctricas sea Simón." Simón me miró con ojos compasivos y añadió "pero no te priocupes porque a ti te dejo mi flauta y los dos bazmans."

Pues bueno. Pues vale. Pues eso. Que en el futuro Simón podrá convertirse en una estrella de rock, pero no me dará NINGUNA ENVIDIA, porque podré disfrutar de una vejez plena y satisfactoria, soltando firufliflus con la flauta a mis dos bátmans.