Minipost-3

Se están volando las cosas de nuestro jardín. Lo último ha sido la funda de la bici. Se ha inflado como un globo, y ha salido volando más allá de la valla, hasta el infinito. Ha molado todo. Me ha parecido cantidad de poético. Sobre todo para una funda de bici de los chinos. He corrido un rato detrás de ella, pero no he llegado ni a la esquina. No me veo trotando por todo el pueblo detrás de una funda de bici voladora. Además el viento me da pánico. Haciendo memoria, creo que fue por El Mago de Oz. Me llevó la abuela Agra a verla de pequeño. ¿Cuántos años tenía yo? ¿cuatro o cinco? pues me acuerdo. Me acuerdo que las butacas eran de madera y que comíamos pipas en el cine. Y que cuando la casa de Dorothy salió volando yo me acojoné seriamente y me agarré a la butaca, por si  también salía volando el cine, con nosotros dentro. Ya ves. Me consuela un poco pensar que el Ariel de cinco años ya era bastante absurdo. Así el Ariel de este blog se siente menos culpable. Hoy también me he enterado de que Rafa tiene un dragón australiano barbudo en casa que come cucarachas vivas. Para alimentarle, tiene que tener un tupperware donde las cucarachas nacen, viven, se reproducen y mueren, en plan cucarachiland, porque si las compra, le valen 0,30€ cada una. Me ha fascinado la historia de las cucarachas que valen 0,30€. Cuando pueda concentrarme otra vez, tengo que hacer algo con eso. No sé el qué. Un relato corto. Un dibujo. Una pesadilla.