Y todo igual

Sin noticias aún. No aterrizó a las 6:00h. como estaba previsto. Jokin ha tenido que volar y tampoco puedo ya utilizarle para conseguir noticias, así que... el de la centralita y yo, yo y el de la centralita. Creo que le tengo hasta el nardo. Voy a intentar no llamar más al menos en las próximas 2 horas. Siempre dice que confíe en él. Pues nada. Confío en ti, Karlos. Voy a hacer como que controlo la situación, como siempre, y a dar por cierta la teoría de Jokin. Que se ha desviado a zona montañosa, que las comunicaciones se han jodido y que simplemente, su vuelta se retrasa un día y dos. Que llamará esta noche o mañana y que me explicará que no ha podido hacerlo antes. Es lo bueno dentro de lo malo. Al fin y al cabo de eso se trata este diario, más o menos. De lo bueno que sacas de lo malo, Ariel.

No quiero suspender la excursión de mañana. Porque soy adulto, porque soy sensato, porque no entro en pánico y porque mi misión es aparentar normalidad delante de Simón. Así que esta tarde decidiré a cuál de las dos opciones me lanzo. Si conduzco el tanque de Karlos y termino llevándome un trozo de garaje en la primera maniobra, o si los embuto a todos en mi coche y nos apañamos así. He calculado más o menos que puedo llevar a Matraka delante con el arnés y a los dos niños detrás, con Asesino y Birra en el maletero descubierto, previo coloque de red de seguridad y sacada de trastos. En momentos así es cuando agradezco que ambos sean de tamaño pedo mosca. No llevaré bocadillos. Llevaré pasta y comeremos en un restaurante que conozco de la zona. Una pena que conduzca y no pueda hartarme de vino. Me vendría de coña.