Postuyo 5

Bueno, ya me dijeron hoy que no podrías comunicarte conmigo  y que estarías de traslado al subinfierno por lo menos hasta el domingo. Eso significa que aunque te escriba por ahora no puedes leerme. No importa. Yo estaré aquí igual. Te guardo las palabras para cuando vuelvas a asomarte. Antes he tenido un pequeño bajón, porque llevaba dos días con la idea de la videoconferencia y de poder verte, pero ahora pensándolo en frío, creo que casi es mejor que no hayas podido. Lo cierto es que  las videoconferencias a veces son para mí como un tobogán. Subo, subo, subo... y luego la bajada siempre es en picado y aterrizando con el culo. Casi es mejor quedarme en esta sensación de stand by y seguir restando días.  Ya ha pasado una semana y solo quedan tres. Solo te queda aguantar entero sobre los pies tres partes de un todo. Lo harás por mí ¿verdad? porque eso fue lo que dijiste aquel día en Navacerrada cuando intentabas justificar que lo de casarnos a bote pronto y dejando a todos nuestros conocidos con cara de paisaje, podía ser una genial idea. "Yo nunca te abandonaré." Eso dijiste. Y me lo creí ¿eh? Me lo creí. De hecho, a día de hoy, y por encima de Kabules y Gabones, todavía estoy convencido de que es verdad. Así que ya sabes. No me abandones. No puedes. Tenemos un acuerdo. Un contrato de fe.

Tres partes de un todo, entero sobre los pies. Apúntalo mentalmente, Karlos.

Te he dibujado en la pared de la buhardilla. Será mi videoconferencia de hoy. El pañuelo anudado, la barba rala y mi diamante negro consolándome desde el dibujo de tu clavícula. Y mira... puedo estar conectado con ella tooooooooda la noche. No está tan mal ¿no?

Maite zaitut.