Equilibrio

Sí, bueno, esto ha sido un minicaos de diez días. Una semana y pico, demasiado llena de cosas. No me gustan las semanas demasiado llenas de cosas. Yo necesito espacio entre unas y otras. Y tiempo para pensar en lo que haría si tuviera tiempo. Y dormir. Necesito mucho dormir. Soy un gran defensor de lo de dormir como un ceporro. Cuando duermo tengo infinidad de sueños idiotas y extravagantes encadenados y vertiginosos. Eso demuestra que mi cerebro siempre está demasiado lleno de locuras. Que necesita abrir el grifo para que vayan perdiéndose por el desagüe. Además, sueño con Teo. Mi amigo Teo. El que se fue. El único amigo que tuve, el único que tendré (te voy a excluír, Karlos Z. porque tú ahora juegas en una liga superior). Me gusta soñar con personas que ya no están. Es como fabricarme un matrix en el que Teo no hubiera muerto. Allí puedo hablar con él, ver qué tal le van las cosas, y fijarme en lo que lleva puesto. En mi sueño de anoche llevaba una camiseta con una manzana. Yo le decía "vaya mariconada de camiseta" y él me contestaba "mira quién habló..."

Karlos está en Washington. Hoy. Ayer estaba en Suiza. Mañana no sé dónde estará. Él me llama desde el hotel por las noches y me lo cuenta. "Hoy estoy en Zimberlauchen." Y yo digo "anda, qué bien..." poniendo voz de que sé perfectamente dónde se sitúa en un mapa (sí, la voces también se ponen, como las caras). No estoy preocupado porque no pisára ningún sitio chungo, pero si ando un poco agobiado con el mantenimiento del ecosistema de la tribu. Me parece que somos demasiados ya para un solo cuidador. Menos mal que Pedro ya es mayor como para echarme una mano, o las dos. Le he enchufado la tarea de sacar a los perros mañana, tarde y noche. No falla ni una, y es serio y metódico, así que estoy pensando ya qué tarea enchufarle en segundo lugar. Pedro puede encargarse eficientemente de cualquier cosa, porque es como Karlos, de la misma forma que Simón no puede encargarse de nada porque es como yo. Le mandas a comprar una barra de pan a la esquina y vuelve con una trompeta, dos manojos de laurel y un avestruz. Pero sin el pan. Pues eso. Pues justamente como yo. Creo que quizá por eso vamos funcionando como tribu. Por lo equilibraditos que estamos entre dispersos y centrados, con nuestro empate técnico de 2 a 2.