Jon Karlos Z. (2)

Acaban de decir en el telediario que los yihadistas han tomado la ciudad iraquí de Hit. He venido corriendo al ordenador para ver si Hit estaba cerca de Kabul. Es uno de esos gestos por los que me habrías hecho levantar de una oreja. Una de tus frases de despedida favoritas: "No mires telediarios." Sabes... de las cosas que hacemos a las que debemos hacer siempre hay una gran distancia. En mi caso, casi insalvable.

He ido al ministerio a recoger la metopa y he pasado a saludar a Jokin. Me ha invitado a un café en el comedor de oficiales y me ha presentado a un par de compañeros. Uno me ha preguntado dónde estabáis operando exactamente y luego ha dicho "lo importante allí es que no te agarren. Si te atrapan y te llevan, más te vale pegarte un tiro en el paladar." Me he quedado con el café en el aire, a medio camino entre la boca y la mesa, mirándole con ojos de lemur. Jokin se ha enfadado mucho. Le ha dicho que no hiciera ese tipo de comentarios, y el tipo me han pedido disculpas. Con la boca torcida. No les gusto. No me importa. Ellos tampoco me gustan a mí. Somos bichos antagónicos condenados a interrelacionarse. Me han preguntado a qué me dedicaba. Para no dar muchas explicaciones, les he dicho que era dibujante. Han puesto la misma cara que si les hubiera dicho que era recolector de calamares en la segunda luna de Saturno. "Cojones, vaya dos mundos más distintos, tú y tu marido..."

Jokin me ha llevado a casa, después del café. Ya en intimidad, le he preguntado si corriáis algún peligro y me ha dedicado una sonrisa apaciguadora. "No tengas miedo." Le he preguntado si la zona era peligrosa. "Puede. Pero se trata de Jon."

Creo que tendría que haberle dicho eso al oficial del bar, cuando me ha dicho que éramos dos mundos distintos. "Vale. Lo somos. Pero se trata de Jon."