...vuelve...

Sigo sin saber de ti. Estoy preocupado. Tengo sueños extraños en los que siempre termino llorando, gritando o pegándome. Cuando me despierto llamo a Jokin. Le llamo por la mañana, a mediodía, después de comer, por la tarde, por la noche... No sé si siente deseos de mandarme a tomar por culo. Yo los tendría, pero él no parece perder la paciencia. Constantemente intenta conseguir sin éxito noticias tuyas. Según parece, tenéis preocupado a más de uno por allí. Jokin dice que contigo es difícil programar, porque siempre haces lo que quieres. Y que seguirás haciéndolo, porque nunca te equivocas. Lo espero. De verdad. Espero que sea cierto y que tampoco esta vez te hayas equivocado. Que estés bien y que asomes un día de estos por la ventana de la cocina, para darme el habitual susto de los regresos inesperados. Lo necesito para matar el alien chungo que me está creciendo dentro desde el viernes. Porque, te lo juro, me está comiendo el corazón a razón de 4 trozos por día. Y por ahora, no tiene pinta de parar.

Procuro que todo siga adelante a mi alrededor. Ni Simón, ni Pedro participan de mi angustia. Estamos estos días preparando nuestra fiesta de Halloween. Los invitados se nos multiplican, como siempre. Ya van 16 niños apuntados al sarao. Y alucina...¿sabes quién más? la niña de la clase de Pedro. La que le gusta. Tres días me ha costado convencerle para que la invitara. Y al final, con la niña, se han sumado tres amigas. Ahora está todo emocionado. Como se emociona él, retorciéndose las mangas y apretando la mandíbula. Ha rellenado ocho páginas de su "cuaderno de cosas" solo para planear un disfraz perfecto. Y aún así, todavía no lo tiene. "Lo estoy pensando pero va a ser a juego", dice. Yo le pregunto "¿a juego con qué?" y entonces abre mucho los ojos y dice "No sé." Me encantan las conversaciones de Pedro. Son como el atajo perfecto para no llegar a ningún sitio.

Yo tampoco sé de qué me voy a disfrazar. Quedan 25 días. Espero que sean suficientes para que aparezcas entero por algún sitio, porque si no, te aseguro que no me hará falta disfraz ninguno para aterrorizar a medio mundo con mi aspecto.