El perro luminoso

Esta mañana nos han cortado la luz por una avería en la manzana. Cuando Jon ha vuelto de entrenar, a eso de las 7:00h. ya estábamos a oscuras. Para poder ducharnos y movernos por la casa sin catástrofes, se le ha ocurrido sacar los frontales led que solemos usar en las excursiones de montaña. Imagínate el show. Los cuatro con el faro azul en la cabeza p'arriba y p'abajo como si fuéramos el preludio de un bombardeo de la Luftwaffe. Y claro... nos ha faltado el pelo de un calvo para ponernos a hacer el idiota. Sombras chinescas haciendo el conejito... ruidos de trenes chucuchú-pipí, movimientos circulares de bola de discoteca... Al final para colofonar Jon le ha puesto uno de los frontales a Canuto. Ya ves tú. A Canuto. Que lleva con nosotros casi un mes y todavía no le hemos visto quieto más que cuando duerme. Calculo que le han hecho falta unos 20 segundos para dejarnos a todos al borde de un ataque de epilepsia. Era talmente como una luciérnaga con prisa, puesta de speed-ball. Y lo mejor es que estaba encantadito con su faro. Allá iba, corriendo como un descosido, todo volatín de rabo y todo guauguau. Con su luminoso por montera, como un Dios Ra obesín y paticorto. Veinte minutos corriendo detrás de él por el jardín y tres placajes de rugby para poder sacarle el led. Y llorando después porque no quería quitárselo. Pero claro... Pues lógico y normal. A ver quién quiere volver a su aburrida cabeza a oscuras de toda la vida, cuando ha podido disfrutar de 10 maravillosos minutos siendo the fucking amo of the dark universe. Pues nadie.

Los vecinos encantados con nuestro espectáculo de luces y guauguau-malditochucho-yaletengo-mierdaseescapa-cógelehostia-porlaizquierdaporlaizquierda en el albor de las 8:00h de la mañana. Pero encantados. Cada vez nos aman más.