Tripi

Hemos tenido que sacrificar a  Tripi. Leucemia. Grave. Sin solución ninguna.

No está siendo un buen año para las mascotas de la tribu.

Quiero a mis perros, pero lo que me une a mis gatos es especial. Pasamos juntos muchas mierdas. Así que es como sacrificar un trozo de pasado. No del que sobra. Del bueno. Del que consuela. Y justamente es lo que no tengo ahora mismo. Consuelo. He venido a encerrarme en mi habitación del pánico a sufrirlo, porque da igual lo que oiga, diga o lea. Dará igual. No tengo consuelo. No existe.

Me siento idiota por llorar, y llorar, y llorar, como si no fuera un hombre  hecho y derecho. Quisiera ser otro ahora mismo. No sé. Jon. Que ha sido capaz de meterle en la gatera y llevarle a sacrificar, porque era lo que había que hacer y no eran momentos de dudas, ni de dramas, sino de cabeza fría y decisión.

Nunca he tenido cabeza fría. Decisión sí. Algo es algo. Me sirve para hacer las cosas. Aunque sea llorando, y llorando, y llorando, como si no fuera un hombre.

No tengo palabras para describir lo mucho que voy a echar de menos a ese cabrón con rayas.