Balabús

Una hora para enterarme de qué quería cenar Simón. "Cogotitos con balabús", decía. "¿Cogotitos de quién?" "De lechuga." "¿Y balabús qué es?" "De eso que me pone Jon por encima así-así-así..." Bueno. Vale. Bien. Yo intento ser un padre en funciones competente y tal. Imito todo lo que hace Jon. ¿Él les hace caritas sonriente con huevo frito y ketchup? yo también. ¿Él les ayuda a memorizar exámenes con nemotécnica? yo también. ¿Él les mete 2€ en la hucha cada vez que sacan una buena nota? yo también. ¿Él les hace galletas caseras para merendar? yo las compro y me las zampo antes de llegar a casa. Pero ¿cogotitos con balabús?. Hay que ser muy Jon para pillar eso a la primer. No pasa nada. No ha cundido el pánico. El balabús era una puñetera lata de atún, pero dicho en euskara. Hegalabur. Cuando vuelva Jon ya le pegaré con la paleta de las tortitas para vengarme de tanto bilingüismo o algo.

He tirado los pantalones vaqueros absurdos de paramecios que me regaló mi cuñado Samu. Otra vez me los he vuelto a poner por equivocación al tener que vestirme rápido y a oscuras. Y ni cuenta me he dado, hasta que no estaba ya rodando camino del trabajo. Así que toda la jornada de hoy la he pasado con la misma pintilla de imbécil votante del PP. Que justamente por eso me los metió mi cuñado en el armario "me los han regalado y la verdad es que los odio." Pues ea. Cadena de favores. De regalo en regalo y de odio en odio. No sé por que no los rechacé amablemente. Porque me lanzo en plancha a todo lo que sea gratis, supongo. Los zarrapastrosos somos así. No hacemos galletas y llevamos pantalones de segundo culo. El caso es que hoy ha sido su último día de tapármelo. A la vuelta me he metido en el Hipercor, he comprado un pantalón de chándal cutre y he tirado los pantalones de paramecios en una papelera del parking disimulando a tope, como si en vez de unos pantalones de imbécil estuviera dejando un paquete bomba. Luego cuando ya he vuelto a casa, me he dado cuenta de que llevaba las etiquetas del chándal colgando plonqui-plinqui por detrás, con una enorme pegatina que decía OFERTA 6,95€, así que al final el asunto ha sido algo así como ser un subnormal, para no parecer un subnormal. Es decir... lo que viene a ser habitual en mí.