Cuidar, nutrir, proteger... soltar

Estaba leyendo el asunto del niño de Olot enfermo de difteria. Precisamente hace unas semanas llevamos a María a vacunar de difteria, polio y nosecuáles más porque ya le tocaban, y estuvimos hablando de eso. De los antivacunas y del peligro que encierra el volcar en tus hijos tu propia ideología. Me da igual cuál. Eso es lo de menos. El caso es que caemos una y otra vez en el error de pensar que tenemos un poder en nuestras manos para con nuestros hijos. Un poder irreal. Porque no. Simplemente, no podemos tomar ese tipo de decisiones por ellos. Y no nos damos cuenta. No vemos que simplemente no podemos hacer a un niño vegetariano, ni católico, ni de derechas, ni de izquierdas, ni antitaurino, ni budista, ni músico, ni malabarista, ni cocinero, ni capador de caracoles. Que convertirle en una prolongación de nuestros pensamientos, nuestras conductas o nuestros credos, no deja de ser un acto bastante asqueroso de egoísmo y manipulación. Y no hay cariño en este puto mundo que justifique de ninguna forma ese abuso de poder sobre alguien que no está preparado para pensar por sí mismo. Por mucho que apelemos a la sangre y a la biblia en verso, la cruda realidad es que no existe ninguna fuerza cósmica que nos adjudique ese derecho. La naturaleza está harta de enseñarnos exactamente cuál es el papel de los padres en la reproducción de la especie. Cuidar, nutrir, proteger... y soltar. Pero no. No lo vemos. Somos incapaces de dejar libres a nuestros hijos. Nos reproducimos con la absurda creencia entre ceja y ceja, de que nos pertenecen. De que nuestra potestad sobre ellos es vitalicia. Incluso a pesar de que sea una potestad absurda e irracional.

Esa es una de las cosas que aprendí en mi último año de filosofía. Que el ser humano medio por autonomasia, es un bicho prepotente, egoísta, irracional y bastante gilipollas, incapaz de intentar comprender nada que vaya más allá de sus propias narices.

Supongo que por eso me he metido ahora en psicología. Para poder justificar un por qué.

Mañana, primer examen. CONGAAAAAAAAAAAA...