Mono de Fuego

He quitado el ratón de mi portátil y he puesto la tableta gráfica. Como veo que no hago ningún futuro de mí mismo, voy a empezar a hacerme trampas para ser más productivo. Así. Para celebrar el Año Nuevo Chino. Alguien de twitter me dijo que hay una creencia china que dice que lo último que sueñes antes del Año Nuevo chino se cumplirá. Anoche me cansé de repetirlo pensando que soñaría algo guay y divertido, tipo tocada de lotería o vuelo sin motor sobre la bahía de San Francisco, pero no. Luego he soñado que estaba en el antiguo apartamento oscuro que compartía con mi padre en Los Mostenses, y que volvía a estar encima de mi sofá-cama piojoso de cuadros, mirando la tele pequeña de cuernos que teníamos encima de la nevera portátil. Ha sido asquerosamente real. Incluso estaba la mancha negra superior de la pantalla que se quedó ahí para siempre después de que mi padre le pegara una patada a la televisión durante una de sus ralladas conspiranoicas de speed-ball. En mi sueño yo estaba enfermo. No sé de qué. Pero estaba en pijama y me sentía triste y enfermo. Y toda mi obsesión era no hacer ruido porque mi padre dormía sobre la alfombra junto a mi antiguo gato. Hasta los detalles del cinturón indio que llevaba, he podido verle. Cuando me he despertado estaba absurdamente cabreado con mi subconsciente. De verdad que no sé a qué espero para superar toda esa mierda. Quizá una lobotomía.

Siempre que sueño con casas pasadas, están a oscuras. Siempre. Y nadie viene a encenderme la luz.