Silencio y Octubre

Ayer salimos y bebí mucho, así que todavía ando un poco más con el pie izquierdo que con el derecho. Hoy casi no he comido y llevo todo el día con dolor de espalda. En estos momentos no soy una compañía muy optimista. También estoy harto del calor. Todos los veranos llego a un punto en el que me gustaría levantar una esquina del año y tirar fuerte para llegar hasta Octubre. Y ya estoy. Ya estoy en mi punto de tener bastante verano. Ya no quiero más temperaturas de treintay. Ni más sol. Ni más gente yendo y viniendo con maletas. Ni siquiera más hamaca. Ya quiero sacar la chaqueta y que el estar aquí arriba encerrado en mi guarida sea estupendo y no me mate.

Mañana nos vamos a Alicante para hacer unas inmersiones y que yo repita mi curso de buceo. He pataleado todo lo que me han dado las piernas, pero no ha servido de nada. Si no repito el curso, Jon no me dejará bajar en Maldivas. Y sé que lo dice en serio, porque ya conozco muy bien sus ojos de hablar en serio. Con los ojos de hablar en serio de Jon Karlos Z. nunca hay nada que hacer.

Debería estar contento de volver a ver el mediterráneo pero no lo estoy porque odio Alicante. Mucha gente por todas partes. Mucho ruido por todas partes. Mucho sol por todas partes. Mucha tibieza por todas partes. No es en absoluto una ciudad para vivir. Una vez dije esto y un chico muy enfadado me dijo que no tenía ni puta idea de lo que decía. Supongo que aquel chico y yo, en aquel momento, no teníamos las mismas necesidades vitales.

No. No creas que sé exactamente cuáles son mis necesidades vitales. Supongo que el silencio y octubre.