Parará-pachín

Hoy estoy viviendo sin vivir en mí. Bastante. Muchísimo. Esta mañana he podido por fin acceder a mi próxima nómina y me he encontrado un pastizal. Pero un pastizal escandaloso. Así que me he marcado un demonio de Tasmania brutal con muchos saltos, rebotes, molinillos, vueltas de campana y uyuyuyes. He llamado a Jon, he llamado a mi compañero gallego raro, he llamado a Jokin, he llamado a Gustavo... HASTA A MI SUEGRA HE LLAMADO, porque todo en mí eran alegrías, festivales y parabienes.

También he hecho el cálculo de todo lo que podría comprarme con el inmenso pastizal que cobraría cuando llegara la siguiente paga extra, léase, el 15 de Octubre, porque mi empresa es lo que tiene; pagan una puta mierda, pero te enchufan cuatro pagas extras al año como cuatro soles. Y también he dado gracias a los demonios salvadores del universo por ser la primera vez en mi vida que podía mantenerme yo solito con un sueldo decente, y pagando una casita pequeña y modesta. Que tampoco es el caso, porque en realidad vivo con Jon, la casita no es pequeña y la hipoteca menos, pero bueno... EL CASO ERA LA SENSACIÓN DE PODER HACERLO.

Cuando ya estaba vistiéndome para comprar el champagne, las gambas, la cubertería de oro, los fuegos artificiales y el dragón chino, me han llamado de nóminas, para decirme que había habido un error y se me había volcado un complemento (¿?) que no me correspondía en la nómina de Septiembre, que ya había sido subsanado. Y luego han procedido a soplarme 400€ de mi maravillosa y fugaz nómina virtual DE LA HOSTIA.

Y así me he quedado. Con la diferencia. Y recogiendo mi pobre escroto del santo suelo. Que sí. Que bueno. Que voy a cobrar más dinero del que cobraba antes, pero que vamos... como para hacer el demonio de Tasmania... no es.

He sido rico durante 20 minutos. No sé si alguien puede mejorar eso. Diría que no.